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14 junio, 2023Eva Green: «El mundo del cine ha sido y es muy misógino»
Eva Green ha sido en las dos últimas décadas la poderosa Sibila, reina de Jerusalén, la certera Artemisa, una astronauta cabal, la turbia Miss Peregrine y hasta la más coherente de las chicas Bond. Con ese currículo era hasta necesario que la que empezara de la mano de Bertolucci en Soñadores se hiciera cargo de uno de esos personajes a los que no queda más remedio que amar de pura desesperación, a los que se admira por simple inquina. Su papel en la nueva versión de Los tres mosqueteros la coloca justo al lado de Lana Turner como la pérfida e irresistible Milady de Winter. Solo cambia el color de pelo. Desde la versión clásica que filmara George Sidney en 1948 a la que ahora estrena Martin Bourboulon, han pasado tres cuartos de siglo e innumerables versiones de la novela de Alejandro Dumas. Y en todas ellas, con permiso de D’Artagnan, siempre ha quedado claro que la letra hiere mucho más que la espada. La nueva adaptación del clásico renueva el lenguaje, ensucia los rostros, humaniza los gestos y, como toca, envenena los sueños. Y en medio, entera y verdadera, una Eva Green resplandeciente en la más elegante e hipnótica de las oscuridades.
¿Por qué tenemos que ver una nueva versión de una historia que ya hemos visto mil veces?
Curioso. Bueno, en realidad, y sin querer sonar muy rutinaria, en todas las versiones anteriores, y no he visto la de los perros, la impresión que te llevas como espectadora es que detrás de los personajes no hay nada. Lo que me gusta de ésta es que se cuenta una historia de personas reales. Se trata de personajes complejos, con problemas. Y eso la convierte en una película moderna. Hay aventuras y esas cosas, pero lo importante es otra cosa.
Pero es una historia de hombres donde las mujeres están ahí como parte del decorado…
No exactamente. También los personajes femeninos sienten y actúan esta vez de forma independiente. No digo que antes no fuera como dices. Pero eso ya no es así. Las mujeres de esta nueva adaptación se mueven por sus propios intereses y forman parte de la lucha del poder de manera autónoma. No necesitan de los hombres para ser valoradas ni para saber lo que quieren. Mi personaje, por ejemplo, es muy manipulador en el más cruel de los sentidos. Milady ha sido herida y eso la hace buscar venganza de un modo muy científico, muy calculado.
Herida por un hombre…
Eso es. Pero su deseo de venganza va mucho más allá. Es una mujer completa, única y con sus propias motivaciones. Muy moderna.
¿Dirías que en estos 20 años que llevas de actriz los personajes femeninos han cambiado?
Sin duda. Las chicas Bond ya no son como antes. Ni el propio Bond. El caso Weinstein y el movimiento MeToo han sido fundamentales en esta transformación. Es irónico, pero Harvey consiguió el milagro de que las mujeres por fin contáramos. El mundo del cine ha sido y es muy misógino. Es un juego de poder de todos contra todos, no sólo hombres contra mujeres, sino mujeres también contra mujeres.
¿A qué se debe tu afición por los personajes malvados?
Es más divertido ser villana que cándida. La maldad, en cualquiera de sus formas, sale mejor en las fotos. Lo importante en cualquier caso no es ser bueno o malo, sino serlo con conocimiento de causa. Y siempre es mucho más agradecido para un actor alejarte lo más posible de quién eres en realidad.
Hablas de cómo han cambiado los papeles de las mujeres, ¿y los de los hombres?
También. La transformación ha sido para todos. La mujer ha abandonado el papel de simple soporte para el hombre y los papeles masculinos han ganado en profundidad. Cuando se deja de funcionar con arquetipos, que es lo que más o menos está pasando, todo se complica. Exige pensar más y mejor las motivaciones de todos, sea un hombre o una mujer.
¿Consideras que a una actriz se la juzga mucho más que a un actor en la vida privada?
Sí, eso es así. Las mujeres, actrices o no, son juzgadas constantemente. Son juzgadas por no tener hijos, por ejemplo. Y si los tienen, son juzgadas por la forma en la que los crían. En cualquier situación social la primera pregunta es a qué te dedicas y la segunda si tienes o no hijos. Eso solo nos pasa a nosotras. Tienes que estar muy convencida de lo tuyo para soportar eso constantemente.